Sobre Lourdes Botánica
Han pasado ya muchos años desde que abrí mi primera botánica. Recuerdo aquel pequeño local como si fuera ayer: las estanterías de madera, los frascos de cristal llenos de aceites, las plantas secas colgando del techo y ese aroma a limpio y natural que lo envolvía todo. No era una tienda cualquiera… era un lugar donde las mujeres venían no solo a comprar, sino también a conversar, a buscar consejo, a sentirse mejor consigo mismas.
He pasado gran parte de mi vida entre aromas, aceites y plantas.
Al principio no sabía que aquella pasión por lo natural acabaría convirtiéndose en mi forma de vida, pero con los años entendí que mi propósito era ayudar a otras mujeres a reconciliarse con su piel. A escucharla, a cuidarla, a entender que el tiempo no es un enemigo, sino un compañero.
Con los años, mi pequeña botánica fue creciendo.
A veces entraban hijas de mis primeras clientas, y me decían entre risas: “Lourdes, mi madre me mandó porque dice que tú le diste la mejor crema de su vida”.
Esas palabras siempre me tocaban el corazón. Porque detrás de cada frasco, de cada aceite que recomiendo, hay muchas horas de búsqueda, de pruebas, de conversaciones sinceras con mujeres reales que solo querían sentirse un poco mejor al mirarse al espejo.
Nunca he creído en los milagros cosméticos.
Creo en la constancia, en los ingredientes nobles, en el cuidado diario con cariño.
Por eso, en esta tienda online, quise mantener el mismo espíritu que en mi botánica física: ofrecer solo lo que sé que funciona, lo que ha pasado por mis manos, lo que mis clientas han amado durante años.
Cada producto que ves aquí ha sido elegido con el mismo criterio de siempre: eficacia, naturalidad y respeto por la piel.
Mi ilusión es que esta nueva etapa digital no cambie lo esencial: la cercanía.
Aunque ahora no pueda verte cara a cara, quiero que sientas que detrás de cada pedido hay una persona que te entiende, que se preocupa por ti y que sigue disfrutando de acompañarte en tu rutina de cuidado.
A veces, cuando cierro el ordenador al final del día, me viene una sonrisa al pensar que, gracias a esta tienda online, mis aceites y mis fórmulas llegan a muchos más hogares.
Es como si aquella botánica de siempre se hubiera extendido por el mundo, sin perder su esencia.
Y eso, créeme, me emociona cada día.